El primero en conseguir un instrumento para cocinar a presión fue el francés Danis Papin que inventó una olla a presión que permitía cocinar mucho más rápido, la presentó en 1681 ante la Royal Society de Londres pero no pasó de ser una mera curiosidad científica. En 1864 el alemán Georg Gutbrod fabricó varias ollas de presión en Stuttgart a partir de hierro fundido. La primera patente se le concedió a José Alix Martínez en 1919 en España, la cual se comercializó con el nombre de olla de Bellvis a partir de 1925 cuando el inventor cedió los derechos al valenciano Camilo Bellvis. En 1938 se concede la patente en Estados Unidos a Alfred Vischer por su invención llamada Flex-Seal Speed Cooker, esta fue la primera diseñada para uso doméstico. Las que finalmente se impondrían en el mercado y popularizaría su uso fueron las creadas a partir de la patente francesa de 1953 inventada por los hermanos Frederic, Jean y Henri Lescure para la empreesa SEB, con el nombre de Super Cocotte SEB.
Fue inventada por el chino Bi Sheng aproximadamente en el año 1041 durante la dinastía Shong y la hizo con porcelana china. Los tipos móviles estaban hechos a base de arcilla cocida que ponía sobre una placa de hierro. En Corea se utilizaron durante la dinastía Goryeo a principios del siglo XIII los tipos metálicos, también en este siglo XIII se empezaron a hacer los tipos de madera en China y a finales del siglo XV las clases altas utilizaron el bronce. En Europa se inventó independientemente del invento chino la imprenta de tipos móviles por Johannes Guttenberg a mediados del siglo XV, su primer libro fue una biblia escrita en latín impreso en 1552 aproximadamente en la ciudad de Maguncia (Mainz), esta se popularizó rápidamente al resto de Europa y fue mucho más fácil de utilizar gracias a que el alfabeto latino tenía muchos menos caracteres que los de la escritura china.
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