Los acueductos se empezaron a construir en el subcontinente indio, en Mesopotamia así como en la civilización minoica de Creta, los cuales se remontan a casi los 4000 años de antigüedad, aunque estos eran poco más que estructuras hechas con tejas de barro invertidas que seguían el perfil del terreno a cortas distancias.
Los primeros de larga distancia se empezaron a construir en el imperio asirio en el siglo IX a.C., uno de los restos más importantes de los cuales se encuentra en Jerwan, Irak. En el siglo VIII a.C. se empezaron a construir en Babilonia, y algo más tarde en Grecia donde se empezaron a crear en el VI a.C. En estos se basaron los acueductos romanos los cuales consiguieron refinar su uso creando estructuras gigantescas que permitían su fabricación para salvar cualquier tipo de terreno a través de cualquier tipo de terreno.
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