Historia de los inventos

La primera patente fue de William Pope y Edward Poole, dos estadounidenses que no se tiene constancia de que fabricaran la máquina jamás. Un año después el inventor francés TE Enjalbert consiguió fabricar una, que la presentó en la Exposición Universal de París de ese año. También un estadounidense de origen alemán, Mathew Steffens, consiguió fabricar una ese mismo año. El primero en conseguir un éxito comercial fue Conrad Bernitt que la patentó en Hamburgo con el nombre de Bosco. La máquina como la conocemos ahora fue obra del ruso Anatol Josepho quien había llegado a Estados Unidos en 1923. La primera máquina fabricada por él se instaló en 1925 en Nueva York, hacer una tira de 8 fotos costaba 25 centavos y el proceso duraba unos 10 minutos. Debido a su éxito se creó una empresa llamada Photomaton para colocar este tipo de aparatos en las ciudades más importantes del país. Esta empresa le pagó un millón de dólares a Josepho por la compra de su patente.

Alrededor del siglo XVII ya se utilizaban algunas ayudas como las Orejas de Metal que eran una especie de trompetilla, más tarde también se utilizaron las llamadas trompetillas y los conos. Frederick Rein fue el primero en comercializar este tipo de aparatos a partir del año 1800.  A partir del invento del teléfono se utilizó su misma tecnología para buscar la creación de audífonos portátiles uno de los primeros fue el de JC Chester que unió el teléfono a una batería y se llevaba el receptor en la oreja. El primer audífono eléctrico fue el llamado Akouphone creado por Miller Reese Hutchison en 1898, y posteriormente el Vactuphone fue el primero en utilizar tubos de vacío, este fue inventado por Earl Hanson en 1920. Western Electric fue reduciendo el tamaño de estos tubos para reducir el tamaño y así consiguió que se empezaran a popularizar. Finalmente se crearon los primeros hechos con transistores gracias a la empresa Raytheon en 1951.

Fue inventado por Benjamin Franklin en 1749 en Estados Unidos, y posteriormente de manera independiente por un sacerdote checo llamado Prokop Divis en 1754. Hay algunos edificios anteriores con barras de metal encima del edificio como los templos budistas de Sri Lanka o la torre inclinada de Nevyansk en Rusia, pero no se sabe si fueron puestos intencionadamente como pararrayos o bien se pusieron para otros usos. Benjamin Franklin había especulado con la naturaleza eléctrica de los relámpagos, para comprobar sus hipótesis tuvo que hacer algunos experimentos, el más famoso de ellos fue el de llevar una cometa unida a una llave de metal para que atrayase los rayos durante una tormenta, ató a la cuerda de la cometa una cinta de seda aislante para que no llegase el impacto a su cuerpo. Una vez demostrada su teoría se empezaron a poner varios de estos objetos en algunos edificios célebres de Philadelphia como el de la Academia de Filadelfia y en el Pennsylvania State House en 1752.

Se encuentran marcas de hace unos 35000 años que podían expresar algo parecido a cifras inscritas en el hueso de un babuino en las montañas de Lebombo en Swazilandia. El primer pueblo en usarlas de una manera más avanzada que la simple numeración fue el mesopotámico a partir del año 3000 a.C., donde ya se usaba la aritmética, el algebra, la geometría, las ecuaciones de primer y segundo grado así como números fraccionados. Toda su matemática se basaba en un sistema sexagesimal y principalmente lo utilizaban para cálculos financieros, relacionados con las construcciones y astronómicos. En Egipto también se encuentra un uso de las matemáticas parecido como se puede observar en el famoso papiro de Rhind que se remonta al 1650 a.C. En la India y Grecia aproximadamente en torno al siglo VI a.C ya empezaron a lidiar con números complejos como el número pi o el infinito, en la India ya por entonces se inventó el sistema de numeración (incluyendo el número cero) que muchos años después lle

Nació en Mesopotamia en el año 3600 a.C aproximadamente, se deriva de un sistema de marcas que se utilizaba para contabilidad, estas marcas eran un símbolo del número de fichas que había dentro de cada recipiente de arcilla, así finalmente el símbolo empezó a representar el número. A partir del 2700 a.C. el sistema de escritura cuneiforme empezó a utilizar símbolos para representar las sílabas del idioma sumerio.  Poco tiempo después se trasladó a Egipto con los símbolos jeroglíficos, alrededor del año 3200 a.C. Los pueblos semíticos comenzaron a utilizar los primeros alfabetos dentro de Egipto alrededor del siglo XIX a.C., por los mineros que extraían turquesa en el desierto del Sinaí. En China se inventó la escritura independientemente en el siglo XIV a.C. con un símbolo para cada concepto llamado kanji. En América había una escritura desarrollada independientemente que se basaba ideogramas datada en el 1000 a.C. en la zona de Veracruz. Finalmente en la isla de Pascua los símbol

El primero del que se tiene constancia lo fabricó Patek Philippe, una compañía suiza creada por dos polacos Antoni Patek y Franciszek Czapek, para la condesa Koscowicz de Hungría. La primera comercialización llegó gracias a Constant Girard en 1880 en un encargo del Kaiser Guillermo I para la marina alemana, llegando a producirse 2000 relojes. Otro impulso al desarrollo de estos relojes fue el de Louis Cartier por un encargo del aviador brasileño Alberto Santos-Dumont en 1904 para poder mantener sus manos en los controles y a la vez poder cronometrar sus actuaciones en el vuelo. En 1911 se creó el prototipo del reloj llamado Santos en honor al aviador y ya en ese año salió a la venta.

La goma de mascar ya se utilizaba en tiempos antiguos en Europa, la más antigua que se conoce es la encontrada en Finlandia que se data en unos 5000 años de edad. También se sabe que los griegos y los aztecas la usaban. Su utilización por los indios nativos de América del Norte que masticaban resina hecha de la savia de los abetos fue clave para su primera comercialización. En 1848 John B. Curtis comenzó a vender la primera goma de mascar llamado The State of Maine Pure Spruce Gum. William Semple fue el primero en presentar una patente en 1869. El chicle importado de México a Estados Unidos para sustituir al caucho fue clave para el desarrollo de la goma de mascar tal como la conocemos ahora, ya que no fue apta para su objetivo original pero fue adoptado por empresas como la Adams en 1871 para fabricar su goma de mascar.