El primer cochecito del que se tiene constancia fue creado por William Knet en 1733 a petición del duque de Devonshire que quería un medio de transporte para llevar a sus hjios. El invento constaba de una especie de cesta en forma de concha con ruedas donde los niños se podían sentar, además se pensó para ser tirado por un pony o una cabra.
Hasta más de 100 años después no se popularizó sobre todo gracias al estadounidense Benjamin Potter Crandall, su hijo Jesse Amour Crandall consiguió patentes debido a varias mejoras que incluían un freno, la posibilidad de plegharlo, y la introducción de elementos para poder colgar las sombrillas y paraguas alrededor de 1890. Por esa época en 1889 se inventó por William Richardson el carro que permitía dar la cara del niño al portador del carro además de la introducción de mejoras para que cada rueda se pudiera mover independientemente de las demás por lo que consiguió varias patentes. Otra mejora fue la de Owen Mclaren en 1965 que inventó el carrito totalmente cubierto para que no se mojase el interior y la introducción del aluminio para hacerlo más flexible.
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