Se cree que es un invento chino de alrededor del 1000 a.C. aunque no se tiene pruebas fehacientes de ello, la primera constancia del uso de este juguete se encuentra en ilustraciones contenidas en vasijas griegas que se datan en torno al 500 a.C. en los que se puede ver a niños con este tipo de juguetes fabricados con terracota.
En el siglo XVIII en Europa comenzó un nuevo repunte de este juguete pero en este caso fue utilizado por personas adultas de la nobleza. En el siglo XX su popularización llegó gracias a un filipino emigrado a Estados Unidos llamado Pedro Flores, el cuál comenzó a venderlos con el nombre con el que se les conoce actualmente en 1928, tal fue su éxito que llegó a producir 300000 unidades diarias, vendiendo su compañía en 1932 al empresario Donald Duncan que se interesó en este producto debido a su éxito comercial.
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