Aunque los antibióticos naturales ya se habían utilizado en muchas civilizaciones como la china, la egipcia o la griega, los antibióticos sintéticos no llegaron a inventarse hasta el siglo XX. El primero fue el Salvarsan inventado por el bacteriólogo alemán Paul Ehrlich, lo hizo sintetizando cientos de compuestos orgánicos a partir del arsénico y probándolos sobre ratones a los cuales se les había inoculado el organismo que causa la sífilis llamado Treponema Pallidum. El compuesto que consiguió unos grandes resultados fue llamado arsfenamina y también llevó el nombre de compuesto 606 ya que era el número de compuestos que había hecho en sus investigaciones, fue comercializado por la empresa Hoechst AG en 1910 con el nombre de Salvarsan.
Fue inventada por el chino Bi Sheng aproximadamente en el año 1041 durante la dinastía Shong y la hizo con porcelana china. Los tipos móviles estaban hechos a base de arcilla cocida que ponía sobre una placa de hierro. En Corea se utilizaron durante la dinastía Goryeo a principios del siglo XIII los tipos metálicos, también en este siglo XIII se empezaron a hacer los tipos de madera en China y a finales del siglo XV las clases altas utilizaron el bronce. En Europa se inventó independientemente del invento chino la imprenta de tipos móviles por Johannes Guttenberg a mediados del siglo XV, su primer libro fue una biblia escrita en latín impreso en 1552 aproximadamente en la ciudad de Maguncia (Mainz), esta se popularizó rápidamente al resto de Europa y fue mucho más fácil de utilizar gracias a que el alfabeto latino tenía muchos menos caracteres que los de la escritura china.
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