Aunque los antibióticos naturales ya se habían utilizado en muchas civilizaciones como la china, la egipcia o la griega, los antibióticos sintéticos no llegaron a inventarse hasta el siglo XX. El primero fue el Salvarsan inventado por el bacteriólogo alemán Paul Ehrlich, lo hizo sintetizando cientos de compuestos orgánicos a partir del arsénico y probándolos sobre ratones a los cuales se les había inoculado el organismo que causa la sífilis llamado Treponema Pallidum. El compuesto que consiguió unos grandes resultados fue llamado arsfenamina y también llevó el nombre de compuesto 606 ya que era el número de compuestos que había hecho en sus investigaciones, fue comercializado por la empresa Hoechst AG en 1910 con el nombre de Salvarsan.
Las urnas funerarias más antiguas que se conocen datan de alrededor del 7000 a.C encontradas en el yacimiento Jiahu en la provincia de Henan en China donde se encontraron 32 de estas urnas, también en otros yacimientos chinos se han encontrado urnas de una antigüedad parecida como en el de Laoguantai, Shaanxi. Después de estas las más antiguas son las encontradas entre los pueblos eslavos y pueblos del norte de Europa. En 2500 a.C. se encuentran también en las islas británicas y la península ibérica. En Grecia se sabe de su utilización en la civilización minoica alrededor del 1000 a.C., así como entre los etruscos de donde la adoptaron los romanos que las colocaban en una hornacina familiar llamada columbarium.
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