Su primer uso se cree que fue en Sicilia en la ciudad griega de Siracusa alrededor del año 400 a.C. Fue fomentada por su gobernador Dionisio en busca de nuevas armas. Se asemejaba a un arco gigantesco e inmóvil que necesitaba a varios hombres, y su proyectil era una gran piedra que se tiraba bien contra el muro de alguna ciudad o bien por encima de esta para que cayese dentro de la ciudad. La primera batalla donde se utilizó fue en el asedio de la ciudad de Motya, una fortaleza cartaginesa enclavada en la isla de Sicilia.
Las urnas funerarias más antiguas que se conocen datan de alrededor del 7000 a.C encontradas en el yacimiento Jiahu en la provincia de Henan en China donde se encontraron 32 de estas urnas, también en otros yacimientos chinos se han encontrado urnas de una antigüedad parecida como en el de Laoguantai, Shaanxi. Después de estas las más antiguas son las encontradas entre los pueblos eslavos y pueblos del norte de Europa. En 2500 a.C. se encuentran también en las islas británicas y la península ibérica. En Grecia se sabe de su utilización en la civilización minoica alrededor del 1000 a.C., así como entre los etruscos de donde la adoptaron los romanos que las colocaban en una hornacina familiar llamada columbarium.
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