El antecedente de los croissants se remonta al siglo XIII, y eran unos bollos que tenían forma de media luna llamados kipferls pero no tenían los mismos componentes que el actual croissant.
El croissant se cree que fue inventado en 1683 por un soldado polaco llamado Jerzy Franciszek Kulczycky en Viena. A este se le concedió una licencia de una cafetería debido a su intervención en la defensa de la ciudad frente a los otomanos. Dentro de esta cafetería inventó los panecillos en forma de media luna para ridiculizar el símbolo que ondeaba en los estandartes de los otomanos. Gracias a esto fue muy popular ya que los vieneses lo veían como una venganza contra el ataque otomano.
Otra historia cuenta que fueron los panaderos vieneses los que dieron la
alarma del ataque sorpresa de los otomanos y fueron condecorados por el
emperador Leopoldo I, estos hicieron dos panes uno con el nombre
emperador y otro para burlarse de los otomanos llamado Halbmond "media
luna" en alemán.
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